Si has notado que te encuentras discutiendo constantemente, generando ideas sobre lo que es mejor para ti o para los demás, luchando por ganar argumentos y encontrando la mejor aseveración para que las cosas se hagan como tú crees, entonces te estás enfocando en usar la mente.
La mente es el intelecto, el razonamiento, el pensamiento y la lógica. Aspectos muy importantes en nuestra vida que, en periodos de cambios y emociones de todo tipo, se utilizan demasiado. Y si utilizamos la mente para todo, entonces enfocamos toda esa energía en aseveraciones que nos llevan a la discusión. Cuando discutimos, aseveramos. La aseveración lleva a la violencia porque busca una forma de controlar al otro, una forma de ganar un argumento para que un razonamiento prevalezca sobre el otro y así poder justificar nuestro poder sobre el otro.
Este otro puede ser nuestro hijo, nuestra pareja, nuestra hermana o tía, puede ser nuestro jefe o compañero de trabajo, incluso el peatón que va cruzando la calle mientras manejamos. Así que si notas que te encuentras discutiendo con los demás por cualquier cosa y ante cualquier situación es muy probable que estés utilizando tu mente de una forma excesiva.
Con esto no queremos decir que las aseveraciones y el esfuerzo mental lleve a las discusiones y a la violencia, lo que resaltamos es que ante una persona que se encuentra discutiendo sin parar entonces es probable que esté usando de más las herramientas de su mente. Cuando nos encontramos llenos, entonces no podemos fluir con todo lo demás. Es por esto que resulta importante vaciarse de ve en cuando.
Cada persona tiene su propia filosofía y, a su modo, profesa sus ideas porque cree en ellas. Cada uno tiene su opinión, usa conceptos y trata de argumentar su postura ante varios temas. Es por esto mismo que nos encontramos llenos. Salimos del trabajo sólo para usar los mismos modelos en casa o en nuestra vida personal. Llega un punto en el que nos cegamos y no logramos ver lo que tenemos en frente.
Es un poco paradójico pero es cierto: nos bloqueamos y alentamos por querer estar en todo y saberlo todo. Al generar ideas y acoplarlas a nuestras creencias sobre cualquier tema, nos bloqueamos e imponemos en todo lo demás. Como un espejo que sólo refleja los conceptos que han sido añadidos, sin poder reflejar lo que tiene en frente. Las ideas crean estupidez, porque cuantas más ideas hay más cargada está la mente.
Pero todos estamos en contacto con la otra parte de la mente: el amor. El amor es la salud. La salud que se nutre del amor, está constantemente en contacto con los demás. No se trata de ir a una cueva o viajar a una playa para relajarse. Al comer, al descansar, al estar en silencio con alguien más o con uno mismo, estamos en contacto con el amor. Ese amor que contactamos al estar en silencio y tranquilos, nos genera salud.
Es por esto que conseguir un espacio de silencio para poder concentrarse en la respiración, cerrando los ojos y liberando el estrés acumulado en el cuerpo, nos proporciona una herramienta para liberar todas las tensiones de la mente. Liberar la mente para poder usarla mejor cuando sea necesario. Y encontrar el silencio para poder contactar con el amor que gira a nuestro alrededor, con el objetivo de regresar a dinámicas más saludables.
Pero en muchas ocasiones llevamos una vida de mucha rapidez y prácticas desfavorables que hemos normalizado. Esto nos confunde y no sabemos diferenciar entre lo que nos favorece y lo que nos daña. Es por esto que existen muchísimas opciones para mejorar. En DERIVA podemos guiarte hacia el especialista que más se adapte a lo que necesitamos. Un psicólogo puede servir de guía para desenmarañar todo lo que ha estado revuelto por meses o años.
Recuerda que con nosotros tienes una opción para mejorar y generar un equilibrio en tu vida. Contáctanos y genera tu plan de acción para promover tu salud y la de tus seres queridos.
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