¿Por qué la clave de una identidad suele ser la preferencia sexual?
La identidad suele aplicarse a un particular, a un individual que se ajusta a lo normativo. Desde una perspectiva legal, el sujeto se somete al derecho que le posibilita una libertad siempre y cuando se atenga a las consecuencias de sus actos que, aunque no aceptó de inicio a fin, le posibilitan ciertos beneficios y limitantes.
¿De dónde sale entonces la sexualidad en torno a la identidad? En la rama médica que se dedicó al estudio de la mente, es decir, a la psiquiatría que posibilita un marco de salud en torno a las practicas del individuo sujeto al derecho. Ahora el individuo será analizado y categorizado desde sus acciones. Y el orden implícito será el de los ideales legales, médicos y morales.
“La identidad alude a un conjunto de significaciones que
parten de las identificaciones con el ideal” (Provera, 2016). Los ideales no serán individuales sino ejercidos por una construcción que remite al orden legal, médico y moral. Dentro de este conjunto de significaciones se impondrá una relevancia a la preferencia sexual del individuo para ejercer su derecho, su salud y sus acciones morales, desde una postura de preferencia sexual.
El orden superior que, supuestamente es democrático, parte del marco legal y nos dice qué hacer y qué no hacer en una sociedad. El orden de la salud parte del cuerpo orgánico en continua evolución hacia un ideal humano que sana y reproduce. Mientras que el orden moral se inmiscuye entre lo legal y lo médico, partiendo de ambos y conteniéndolos al mismo tiempo, en la mayoría de las ocasiones desde lecturas religiosas o económicas. Aquí se formaran la identidades normativas.
El ideal de la identidad normativa en nuestra estructura social había sido la heterosexualidad, que excluyó por mucho tiempo a todo lo que no entrara en su dominio: legal, médico y moral. Considerándose como ideal la preferencia sexual “hetero”, que servía al orden establecido. Las fugas a este orden fueron muchas: raciales, sexuales, clasistas, ideológicas, políticas, etc. En torno a la preferencia sexual, la identidad que no correspondía a la norma heterosexual fue excluida con toda violencia.
Hasta el día de hoy se ha intentado cambiar el orden en torno a estos modelos normativos, con el objetivo de considerar otro tipo de identidades. Sin embargo queda la duda de saber si estas nuevas identidades se aceptan o se intentan normalizar al orden contemporáneo.
Esta duda no se resolverá en este breve artículo, pero apuntará a diferentes opciones y análisis de autores fenomenales sobre el tema. A continuación se proponen 4 lecturas de distintas autoras que trabajan estos problemas desde posiciones distintas.
Aquí las opciones recomendadas por DERIVA:
Leo Bersani, “Homo”
Lee Edelman, “Palabras para no nacer”
Virginie Despentes, “Teoría King Kong”
Teresa de Lauretis, “Tecnología de género”