La capacidad para generar cambios en nuestro presente es una fortaleza que todas tenemos. Por mucho que se crea que un problema viene de la infancia, este ha sido un estereotipo que se ha cargado de todo tipo de prejuicios y simplificaciones. Por lo tanto la salud mental es una construcción que vamos creando día a día. La infancia no es destino. Lo importante entonces es saber qué tipo de objetivos tienes en mente para mejorar en tu vida diaria, para poder determinar qué tipo de psicología requieres.
Sin duda alguna nuestro cuerpo es la base de nuestro bienestar y es por esto que no debemos confundir problemas médicos con problemas psicológicos. No todos los problemas que tratan los médicos pueden ser tratados por psicólogos. Debemos recordar que lo psicológico trabaja a la par situaciones del cuerpo y situaciones de la mente: entre ambas situaciones hay especialistas de muchos tipos. Poder conocer cuál es el más indicado a lo que cada persona busca es labor del equipo DERIVA.
Por otra parte también existen psicólogos que dan terapias, mejor conocidas como psicoterapias. En este mundo hay una variedad inmensa de especialistas con todo tipo de fortalezas y capacidades, listas para ayudarte. Lo importante es atenderte con los y las especialistas indicadas. Por eso es importante que definas las siguientes características y te preguntes si es momento de buscar ayuda psicológica.
1. ¿Sabes qué síntomas quieres tratar o el tipo de conductas que buscas mejorar en tu vida?
2. ¿Planeas que tu tratamiento sea individual o en pareja, familiar, grupal o para alguien más?
3. ¿Has pensado en lo que puedes invertir económicamente en tu tratamiento?
4. ¿Tienes definidos los días y horarios disponibles para ti?
5. No siempre se tiene un objetivo claro, varias psicoterapias parten de pensamientos o emociones abstractos.
6. Si estás esperando que algo catastrófico ocurra, debes considerar que la psicoterapia funciona mejor de manera preventiva y antes de que las cosas empeoren.
7. Los límites casi nunca llegan, los normalizamos y adaptamos nuestra conducta hasta que perdemos el sentido de nuestro malestar.
Estos y más factores pueden ser de ayuda al buscar o considerar iniciar una ayuda psicológica. Recuerda que lo más difícil es comenzar, pues el enemigo más grande que tenemos son nuestras excusas para justificar que no necesitamos ayuda de alguien más. Decidirse a mejorar es algo que requiere de mucho valor. Y si se alarga el proceso, empeora nuestro entorno, nuestras relaciones y nuestra conducta.
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